viernes, 17 de enero de 2014

HAIKUS DE ENERO


En el sendero,
la infancia lejana
es ya crepúsculo.

Desierta impronta,
cuya luz de rocío
pasa la cima.

Habitan el aire
el distante mañana,
el río sin clamor.

Nadie claudica,
lóbrego o lánguido,
ante las sombras.

© Texto y fotografía: Daniel Arana García de Leániz
Enero 2014

jueves, 16 de enero de 2014

Entre corrupción e iguanas, bienvenidos a la sociedad politoxicómana

Necesariamente hay que incidir en que BAD LIEUTENANT, PORT OF CALL NEW ORLEANS (2009) no es un remake.

Au contraire, se trata de lo mejor que ha hecho Werner Herzog tras una década más bien insulsa -por mucho que sus (falsos) documentales nos gusten más o menos, ha sido artífice de alguna tontería prescindible como THE WILD BLUE YONDER o la directamente fallida, de principio a fin, INVINCIBLE, y desde SCREAM OF STONE se ha mantenido en una cierta abulia cinematográfica- con la excusa de retomar el film de Abel Ferrara, de mismo nombre, pero bien distintas intenciones.


Herzog ha vuelto a su universo -entre el onirismo y la vigilia permanentes- un universo socialmente politoxicómano, compuesto principalmente por un inusual teniente de policía que, a la par que resuelve un brutal caso en la New Orleans post-Katrina, va degenerando in crescendo en una vorágine donde drogas, apuestas y toda clase de delitos conforman su día a día.


El caso es que Herzog manipula, todo muy políticamente incorrecto, qué duda cabe, al espectador de tal manera que le hace partícipe del desmorone particular del teniente que interpreta -por otro lado, de forma sorprendentemente magnífica, Nicolas Cage- y conforma una muestra del mejor cine policíaco, más aún al mejor estilo de Werner Herzog.

El teniente McDonagh es Aguirre, Stroszek, Nosferatu, Fitzcarraldo y hasta Kaspar Hauser, en una sociedad que se cae a pedazos a la vez que el policía, una sociedad donde prostituirse por un gramo de cocaína, o dejar morir a presos en una cárcel inundada parecen principios por lo que regirse, sin miedo ni reparo alguno.


McDonagh es no necesariamente el más dantesco de los personajes de esta película, donde caben iguanas que cantan "Release me" o la danza post mortem del alma de un mafioso. Surrealismo "made in Herzog". El exceso y la amoralidad hechos carne, ojos, voz y, acaso, voto.



Si, por último, no es -como afirma Herzog y a la par, nosotros- un remake, pero sí que mantiene reminiscencias de aquella maravilla protagonizada por Harvey Keitel, debemos reconsiderar lo genial de la operación en la medida en que pervierte el sentido del film de Ferrara:


Ya no son los demonios internos del policía (Ferrara) sino la mecánica absurda y en cierto modo, monstruosa de una sociedad politoxicómana y tóxica, por último (Herzog), que mantiene a tipos con posibilidad de rehabilitación y reinserción, y que ofrece, dicho sea de paso, uno de los más divertidos, burlescos y ridiculizados ejemplos de happy end que haya conocido el reciente cine americano, si es que, por último, es ésta una película americana.

Lo que desde luego sí es, es puro Werner Herzog.


***1/2

© Daniel Arana García de Leániz
Enero 2014


martes, 14 de enero de 2014

Veinticinco preferencias (no necesariamente obras maestras)

Esta es la lista de lo que me ha interesado recordar y salvar de la quema general cinematográfica de este año. Poco más de una veintena de películas -cuidadosa, ambiciosa e independientemente seleccionadas- procurando suprimir dramas lacrimógenos candidatos al Oscar o la sempiterna “obra maestra” a la búsqueda de su (mi) tiempo perdido y así evitar lamentar su presencia más tarde.

Muchas de ellas reúnen los requisitos canónicos para ser consideradas obras maestras, empero, hace años que no creo en dichos requisitos, si es que alguna vez lo hice. Otras, o han pasado desapercibidas, o directamente no han sido vistas, habida cuenta de su desaparición de la mayoría de los listados.

Debe reseñarse que parte de las seleccionadas fueron estrenadas en España este año, pese a haberlo sido en otros países anteriormente. Hay que decir que otras, realizadas en 2013, pero a la espera de estreno, han sido visionadas ya hace un mes como mínimo, pero me las reservo para 2014, pues mi lista empezaría a vaciarse. Sólo incluyo, aún pendientes de estreno, un minúsculo número de películas, consignadas éstas con un asterisco*, pues albergo serias dudas de que vayan a verse aquí alguna vez.

Servidor no se hace responsable del desacuerdo creado. Además, en algunos casos, incluso lo considera irrelevante.

  1. Alting bliver godt igen (Todo irá bien) 
  2. Broken City 
  3. Compliance* 
  4. Deadfall 
  5. Gravity 
  6. Il Villaggio di Cartone 
  7. Jagten (La Caza) 
  8. Le Dernier des Injustes 
  9. Mud 
  10. Nameless Gangster 
  11. Nymphomaniac 
  12. Officer Down 
  13. Prisoners 
  14. Searching for Sugarman 
  15. Shekarchi (El cazador) 
  16. Stoker 
  17. The Act of Killing 
  18. The Berlin File 
  19. The Canyons 
  20. The Frozen Ground 
  21. The Master 
  22. The Tall Man 
  23. Thérèse D. 
  24. Zero Dark Thirty 
  25. В тумане (En la niebla) 

Nota al pie: Ésta es una selección absolutamente personal, de manera que quizás llame la atención hallar algunas películas en ella, y se echarán de menos otras. Desde luego, las tan reivindicadas obras de Haneke, Kechiche, Allen o Sorrentino..., no han desaparecido por desconocimiento. Sus obras han sido revisadas tan a conciencia como el resto de las consignadas, y halladas de interés mínimo. 

Otras no lo han sido –léase cine de animación, drama romántico o acción pura y dura sin otro interés y repletos de tópicos- en definitiva, hago mía la máxima de “de lo que no he visto, no puedo hablar”.

martes, 7 de enero de 2014

Nighttown




Caminando entre langostas, 
se hace noche el día.
Y de cielos oscurecidos y calles exangües 
parece entender el alma.

La luz sólo queda a mano cuando se vuelve 
a juzgar al mundo por el fuego.

El iris del más acerbo sentimentalismo evidencia 
su profética sabiduría, pues las
farolas de Mabbot Street han dejado de refulgir, 
y un amanecer de síntoma y recuerdo
anda ya al acecho.

Caminando entre langostas, se hace noche el día,
pues es imposible un nuevo reflejo.

El agua turbia del camino ya no es espejo, 
sino dinámica muda.


© Texto: Daniel Arana García de Leániz
Fotografía: Mar Esteban
Enero 2013

domingo, 29 de diciembre de 2013

Antonio Ramos Rosa: Um caminho de palavras/Un camino de palabras


Sem dizer fogo – vou para ele. Sem enunciar as pedras, sei que as piso – duramente, são pedras e não são ervas. O vento é fresco: sei que é vento, mas sabe-me a fresco ao mesmo tempo que a vento. Tudo o que eu sei, já lá está, mas não estão os meus passos e os meus braços. Por isso caminho, caminho porque há um intervalo entre tudo e eu, e nesse intervalo, caminho e descubro o meu caminho.

Mas entre mim e os meus passos há um intervalo também: então invento os meus passos e o meu próprio caminho. E com as palavras de vento e de pedra, invento o vento e as pedras, caminho um caminho de palavras.


Caminho um caminho de palavras

(porque me deram o sol)

e por esse caminho me ligo ao sol
e pelo sol me ligo a mim



E porque a noite não tem limites

alargo o dia e faço-me dia

e faço-me sol porque o sol existe
Mas a noite existe
e a palavra sabe-o




Sin decir fuego – voy hacia él. Sin enunciar las piedras, sé que las piso – con dureza, pues son piedras, no hierbas. El viento es fresco: sé que es viento, pero me sabe a fresco y viento a la vez. Todo lo que sé, ya está allí, pero no están mis pasos ni mis brazos. Por eso camino, camino porque hay un intervalo entre todo y yo, y en ese intervalo, camino y descubro mi camino.


Pero hay entre mí y mis pasos también un intervalo: así que invento mis pasos y mi propio camino. Y con las palabras de viento y piedra, invento el viento y las piedras, camino un camino de palabras.



Camino un camino de palabras

(porque me dieron el sol)

y por ese camino me uno al sol
y por el sol me uno a mí



Y porque la noche no tiene límites

expando el día y me hago día

y me hago sol porque el sol existe



Pero la noche existe,

lo sabe la palabra.




* De  la antología Sobre o Rosto da Terra, (1961), traducido por Daniel Arana García de Leániz

L' Enfer de Henri-Georges Clouzot


Henri-Georges Clouzot decidió en 1964 filmar L'ENFER, una enfermiza historia de celos con la magnífica Romy Schneider, ya obviamente alejada del meloso papel de Sissi, y convertida aquí en el estereotipo de mujer independiente de los años 60.

Clouzot abandonó, empero, el proyecto, por diferentes motivos que incluían disputas entre los actores, problemas de salud...etcétera, y en 2009, el productor y realizador (y coleccionista nato) Serge Bromberg se quedó encerrado tres horas en el ascensor con la viuda de Clouzot y ésta le cedió las 185 bobinas.


Así las cosas, y exhumadas las bobinas, Bromberg permitió con su buen hacer que exista hoy un documental casi tan fascinante como lo hubiera sido la película, integrando a otros dos actores, que interpretan ciertas escenas, para poder seguir el conjunto de la historia. La película prometía, en efecto, romper con las formas estéticas anteriores, dando un tratamiento del color ciertamente hipnótico, unos efectos musicales electro-acústicos totalmente novedosos, suspense y tensión palpables en cada plano...etcétera.

Cada imagen del documental es única e irrepetible. Y es cierto que Claude Chabrol hizo su propia versión en 1994. Pero esa es otra historia.

****



© Daniel Arana García de Leániz
Diciembre 2013

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Escribir tras el Muro

Me hubiera sido más fácil aceptar un estado de locura
que aquella terrible barrera invisible


Detrás de un muro puede no haber nada. O puede haber una mujer de cuarenta años. O todo un mundo. O quizás el último de los mundos.

La novela de la triste e injustamente olvidada Marlen Haushofer explora los miedos más infinitos del ser humano: miedo a lo diferente, a lo desconocido, a cambiar. Vivimos, no por nada, una existencia basada en la mentira de la magancería social en la que nos hemos agazapado nosotros mismos, un entorno no hostil, en lo hospitalario.

A la manera de un Robinson Crusoe femenino y postmoderno, la isla solitaria es aquí una cabaña de caza en medio de las montañas más agrestes, mientras crece, alrededor de ésta, un muro invisible que la encierra y separa del resto del mundo.

La supervivencia del personaje de Haushofer pasa por tomar el control absoluto de ese fragmento de mundo que le ha quedado. Igual que en The House on the Borderland, de Hodgson, lo hostil es precisamente lo que hay fuera, sólo que en este caso ni siquiera sabemos ni sabe ella qué hay con exactitud.

Supone el libro una suerte de diario, esto es, narración introspectiva en su propia inefabilidad, y la escritora, transmutada en su personaje, es consciente de que será el último relato que escriba en mi vida porque en cuanto lo termine no habrá en toda la casa ni un trocito de papel sobre el que poder escribir.

Haushofer elabora una total y absoluta poética del aislamiento, en el que se acepta –con suma placidez, diría yo- la situación, tratando de sobrevivir. Debe de verse, por otra parte, como una descripción de una época –los ecos de Camus y La Peste nos son cuando menos evidentes, si no necesarios- y de una forma de vivir la vida impuesta por los elementos, como es patente en el caso de este libro, que, despojado a conciencia de la idiocia de ciertos artificios narrativos típicos de la década de los sesenta, por otro lado, constituye una auténtica obra de arte a (re) descubrir.

La historia de esta mujer a la que ya no le importa su nombre, es también nuestra historia, la que hemos de vivir alguna vez, o la que ya hemos de interrumpir por no querer continuar viviendo. Son nuestras también esas pérdidas, las incapacidades de lo cotidiano. No hay peor fin del mundo que ser arrebatados del recodo falso en el que se nos ha permitido –bajo nuestro consentimiento o sin él- vivir.

Que nadie espere entre sus páginas un plácido mensaje de salvación, la salvación está dentro de esa cabaña, no fuera, tras el Muro. Símbolo este tan místico como la Casa en sí misma, es materia frente al espíritu. Quizás la pared que cierra el espacio, un espacio que ya ha dejado de serlo. Es detención, resistencia y límite per se.

Si hay, dejémoslo así, una forma de sobrevivir a la hecatombe que devenga, sea pues ésta –Haushofer inspira tendencia, al cabo- no sólo la lectura, sino la escritura, como si se tratase de la isla de Poe –The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket- que ha sido escrita en todos y cada uno de sus recodos.

Escribir tras el Muro es el emblema principal en el escudo último de la supervivencia.



© Daniel Arana García de Leániz
Diciembre 2013