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martes, 7 de enero de 2014

Nighttown




Caminando entre langostas, 
se hace noche el día.
Y de cielos oscurecidos y calles exangües 
parece entender el alma.

La luz sólo queda a mano cuando se vuelve 
a juzgar al mundo por el fuego.

El iris del más acerbo sentimentalismo evidencia 
su profética sabiduría, pues las
farolas de Mabbot Street han dejado de refulgir, 
y un amanecer de síntoma y recuerdo
anda ya al acecho.

Caminando entre langostas, se hace noche el día,
pues es imposible un nuevo reflejo.

El agua turbia del camino ya no es espejo, 
sino dinámica muda.


© Texto: Daniel Arana García de Leániz
Fotografía: Mar Esteban
Enero 2013

jueves, 5 de diciembre de 2013

Las sombras de Schopenhauer




Como ángel caído manifiesto
la parquedad de las sombras torvas
de Schopenhauer.

Su mirada penetra remolinos impasibles
de un batir de remos,
espejos invisibles,
reflejo del Cosmos,
                              los átomos,
Pensamiento único,
                               aislado.

Como náufrago de invierno
en mares azarosos
remos de plomo
                             “aire embalsamado”
el silencio,
la Nada …

Cuando viajas hacia dentro
sólo queda la resonancia,
                             el eco,
el rumor de una palabra ..

Y nos aislamos allí,
donde jamás podremos navegar,
en nuestro pensamiento más recóndito,
umbral de un náufrago sin red,
                            ni remos ni madera.

En el escombro infiel al pulso,
vibración del ser,
del deseo despojado,
aquello que llaman “el placer de los extraños”.

© Texto y fotografía: Mar Esteban
Noviembre 2013 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Epístola a Thomas


Para no cesar en la exploración,
ni atenuar el yo/lividez,
Para no condensar entre poema y poeta
La suave desidia del ser,
Para no abrir santuarios ni marchitar
juramentos,
para no alcanzar una estación prematura,
de dicción e incisión,
para no compensar un enigma en desbrozo,
inane coqueteo con voluntariosos
fanatismos.
Hoja enmascarada entre quedos minutos de arena,
Es la antigua manera de hacer, el poema/verdad.
Para no cesar en la exploración, mi rostro es hoy
Tu rima.

© Texto: Daniel Arana García de Leániz
Fotografía: Alicia Arana García de Leániz
Noviembre 2013 

lunes, 11 de noviembre de 2013

El sueño de María Antonieta (esbozo de un film de Sofía Coppola)

Los sueños de María Antonieta captaban la esencia de los referentes eidéticos oníricos de la Francia del siglo XVIII.  Con el fin de sellar una alianza entre dos países históricamente enfrentados, Francia y Austria, se asegura igualmente un compromiso matrimonial entre el Delfín, futuro Luis XVI y la princesa de Austria, María Antonieta. Con tan sólo 14 años de edad la obligan a despojarse de todo y abandonar Viena para adentrarse en la opulenta, sofisticada y libertina corte francesa. "Todos los ojos se posarán en vos".
Su suprema capacidad de retener las notas esenciales de una vivencia en un sueño reflejaba su deseo y anhelo más interior de una búsqueda sobre la sensibilidad en un mundo material y fastuoso, como las Cortes de Versalles. Ajena al mundo de las apariencias, se rebela contra el aislamiento que representan las cortes. Caminaba por sus lujosos pasillos simulando formar parte de las sonrisas y gestos de los personajes que formaban parte de una pantomima tan petulante y frívola como era la nación francesa.


Pero su benevolencia chocaba con la ostentosa ornamentación de los pasillos y habitáculos que formaban un reino perfecto en un Mundo Perfecto. Una impostura que quedaba reflejada en su mirada al asomarse a algún espejo-espejismo-abismo. Recordemos las escenas donde la madre les manda unas cartas donde la culpa a ella de todo sometiéndola a grandes presiones: "La amistad entre Francia y Austria debe ser consolidada con un matrimonio consumado" o bien "Representas el futuro, debes complacer al delfín y dar un hijo para sellar la alianza franco-austriaca, de lo contrario, habrá consecuencias". Su aislamiento queda más que presente en un primer plano de María Antonieta asomada a los balcones de la corte de Versalles, plano que se va alejando, dejando muy patente su aislamiento y su incomprensión.
Su fortaleza no es otra que el dominio de sus pasiones refuguiandose en vestidos ostentosos y lujosos, en comidas exuberantes y bebidas excitantes … rodeada de gente y fiestas … tal vez la vida transcurría más amena, más pasajera y más llevadera.


Pero su discurso es un discurso vehemente, por mucho que enmascare sus palabras y sus gestos. Sus ojos arden como bengalas en la noche, sus manos, llenas de pasión, no admiten más mundos condicionados, mundos que conducen a la mentira, al engaño, a lo anodino …
En un mundo anodino su estoicismo inequívocamente se anula, su mente se nubla, sus ojos se cierran y su piel se torna pálida y sin luminosidad.
"Todas las cosas condicionadas son un engaño, detrás del engaño sólo existe la luminosidad del vacío" (Nägärjuna, Mülamadhyama-kakärikä, cap. XIII, 1-2).
Encuentra su refugio en un mundo bucólico, en una naturaleza donde el blanco prima por encima del azul. Como si su deseo interior no fuese otro que "limpiar su alma", extraer la vacuidad de su interior, el concepto vaciedad que ya T.S. Eliot nombró en sus versos.
Es consciente de sus límites y el motor de su razón desea extralimitarse, salirse de ellos, saltarlos, superar esos muros insondables poniéndose unos muros propios e invisibles a ese mundo que no le pertenece. Esos muros invisibles no son más que su propio reflejo, "el reflejo de la razón en los límites del pensar".


Encuentra su momento de paz y felicidad en Petit Trianon junto al Conde Ferse. Pero no deja de ser "un espejismo en el desierto" y debe regresar de Petit Trianon donde una escena maravillosa seguía la partida yéndose y dejando al Conde Ferse, su amante y verdadero amor. Vuelve a la vida en la Corte en una escena que pretende mostrar, nuevamente, su sensación de aislamiento. Dicha escena, según la directora, Sofía Coppola, fue inspirada en la escena de la lectura del guión de All That Jazz, en la que el sonido desaparecía y miraba a su alrededor, una sensación de autocompasión en grado sumo. Porque María Antonieta asume su rol y está dispuesta a llevarlo hasta el final, pese a que el pueblo no la comprenda, pues es la reina más odiada e incomprendida de la historia de Francia.
En los limites de los sueños es donde María Antonieta encuentra la paz ante un pueblo sediento de sangre. Su gesto es noble, enmudece, sin perder jamás su misterio.


En mi final está mi principio
se asoma a la boca-abismo
ante una multitud inabarcable y enfurecida
naúsea sartriana
donde lo innombrable permanece
ajeno al terror.

"Esa vibración que, por resonancia, remite a la pulsión del Universo" (Chantal Maillard, Contra el arte y otras imposturas)

***1/2

© Mar Esteban
Noviembre 2013

jueves, 29 de agosto de 2013

Sabia Compostura

      

       "experto más allá de la experiencia"

T.S. Eliot lo agarró, lo aferró y lo penetró en "Susurros de inmortalidad", esas Entidades Abstractas que mantienen en convulsión nuestra metafísica.

        Y es allí donde invierto el cambio, lo transformo,  lo oblicuo, le concedo esa energía disgregada y lo ahueco, lo ensombrezco.
Porque la convulsión a veces necesita de las sombras y de esas fuerzas. Templos que se vuelven visibles tras el fuego, visibles en la duración de las miradas que repiten el gesto, el impulso reiterado...la convulsión prometida, la convulsión superada.

      Y se renueva en ese goce, ese instante, esa entrega absoluta, ese despojo de la pasión y del juego que deja en quietud, esa huella y se observa el movimiento en el temblor de su muda entereza.

© Texto: Mar Esteban
Fotografía: Daniel Arana García de Leániz
Agosto 2013