jueves, 3 de octubre de 2013

Witchcraft (Brujería, Don Sharp, 1964)

Recién aparecida en DVD en nuestro país, Don Sharp ofrece una de sus mejores obras cinematográficas. Acababa de terminar otra de sus maravillas, “Kiss of the vampire” (1963), para la Hammer, y, aunque se trata de un título evidentemente encuadrado en la serie B británica, resulta un producto de renombre por muchos aspectos. Harry Spalding escribe un inteligente guión, constituyendo éste una interesante aportación a la no muy amplia filmografía sobre la temática de la brujería, centrada en un lejano y ancestral enfrentamiento existente casi shakespeariano entre la familia de los Whitlock, que en el siglo XVII se caracterizaron por su prácticas de brujería, y los Lanier, que en su momento aprovecharon aquella circunstancia para adueñarse de sus propiedades. 

Todo ello en el ámbito de la campiña inglesa, donde tres siglos después un descendiente de estos últimos, aliado con un promotor inmobiliario sin escrúpulos, ha profanado el viejo y abandonado cementerio de los Whitlock. Contra ello se opondrá el viejo heredero de la misma, Morgan (Lon Chaney, Jr.), quien no dudará en ponerse infructuosamente al avance de la excavadora -que dejará abierta una lápida-, quejándose a Bill Lanier (Jack Hedley), el cabeza de la familia, corresponsable de las obras, aunque en el fondo había ordenado que tal cementerio se respetara. Será el inicio de toda una pesadillesca historia, con la resurrección de Vanessa Whitlock (Yvette Rees), la joven que tres siglos antes fuera condenada por los antepasados de los Lanier a ser enterrada viva, y que desea poner en práctica su plan de venganza. 

Hasta aquí la sinopsis, que no resulta novedosa especialmente, y quizás allí es donde reside su encanto, por sus lugares comunes bien revisados. Recordará al avezado espectador a obras magistrales como The night of the demon (1957), La maschera del demonio (1960), y productos más que notables como The night of the eagle (1961) o la extraordinaria City of the dead (1960). Una historia que, como todos los títulos antes citados, presenta el contraste del atavismo de una maldición del pasado en el seno de una rivalidad contemporánea, que se sigue manteniendo dentro de una sociedad que conserva aún los rasgos de la misma –la presencia de la mansión de los Lanier, de la que se logra una estupenda utilización dramática; el aquelarre que comanda el viejo Morgan, precisamente en el subsuelo de dicha mansión, al que se accede por el pasadizo que se encuentra en la cripta de la primera de las familias citadas. 

Lastrada quizás solo por una chirriante banda sonora y algunos impresentables zooms, que le impiden alcanzar el rango de obra maestra, Sharp consigue atraparnos en una propuesta quizá no excesivamente original, pero sí suficientemente provista de interés.

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© Daniel Arana García de Leániz
Octubre 2013









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