jueves, 17 de octubre de 2013

Murders in the Rue Morgue (Gordon Hessler, 1971)

El cuarto film de Gordon Hessler para la AIP sería la última entrada en la segunda serie de “adaptaciones” de la obra de Edgar Allan Poe. En este caso se trataría de “Murders in the Rue Morgue”, cuento publicado en 1841, considerado como el primer relato de detectives de la historia de la literatura. Como en casi todas las adaptaciones de la obra de Poe realizadas por la AIP, es muy poco lo que se recoge del cuento original. En este caso además del título, lo que el guionista Christopher Wicking hace es situar la acción alrededor de una producción teatral que adapta la obra de Poe, la cual se convierte en el blanco de un misterioso y vengativo hombre desfigurado el cual fue enterrado vivo. 

Según Hessler, la razón por la cual se desarrolló la historia de ese modo, fue debido a que ya existía una adaptación cinematográfica del cuento (protagonizada en 1932 por Bela Lugosi), por lo cual todo el mundo ya sabía cómo terminaba la historia. 

Así las cosas, “Murders in the Rue Morgue” (1971) –competentemente protagonizado por  Herbert Lom, Adolfo Celi o Christine Kauffman, y no tanto por un Jason Robards que seguía hundido en su alcoholismo y realiza una hierática y aburrida interpretación- es más bien una adaptación de “El Fantasma de la Ópera”, de Leroux, pero con la habitual complejidad de los films dirigidos por Hessler, cuya predilección por el montaje onírico y pesadillesco –que había mostrado ya en obras anteriores como “Scream and scream again” o “The Oblong Box”- le convierten en un director más que peculiar de su época.

Con un reparto internacional bien llamativo -se trata de una coproducción, por lo que encontramos americanos como Robards, italianos como Celi, alemanes como la bellísima Maria Perschy o españoles como Rafael Hernández- la historia empieza sin demora, por, suponemos, aprovechar el metraje para el que había presupuesto:

Cesar Charron (Jason Robards), es el director de una compañía de teatro que se encuentra presentando la obra “Murders in the Rue Morgue”, de Edgar Allan Poe, en París. Mientras que la esposa de Charron y estrella de la compañía, Madeleine (Christine Kauffman) comienza a tener una serie de horribles pesadillas protagonizadas por un asesino enmascarado, algunos de los actores de la compañía empiezan a ser asesinados sin razón aparente. ¿Cuál será la razón de estos asesinatos y que conexión tienen con las pesadillas de Madeleine?

No hablamos, qué duda cabe, de una obra maestra del cine de terror de los 70, pero sí de un producto honrado, a la altura de otros trabajos producidos por la AIP, donde destacan con luz propia los personajes de Lom y Celi, y especialmente el aire onírico que pretende darle Hessler a la historia, insertando un sueño que se repetirá una y otra vez, donde en cada ocasión se presenta una nueva pieza del rompecabezas. En ese sentido, la pesadilla que experimenta la protagonista resulta efectiva, donde un misterioso hombre enmascarado sostiene un hacha sobre la cabeza de Madeleine.

Hessler deberá ser reivindicado en algún momento como ese más que interesante e inteligente artesano del fantástico que fue.



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© Daniel Arana García de Leániz
Octubre 2013


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