miércoles, 2 de octubre de 2013

Prometheus (Ridley Scott, 2012)

Presentada como un film espectacular, precuela de “Alien” (1979), y dirigida por el mismo realizador, el irregular Ridley Scott, sólo tiene lo primero y lo tercero, muy competentemente, dicho sea de paso. El principio es innegable en su espectacularidad y la trama casi una mera excusa: un grupo de científicos y exploradores emprende un viaje espacial a un remoto planeta, una rara estrella recién descubierta, donde sus límites físicos y mentales serán puestos a prueba. El motivo de la misión es que los humanos creen que allá podrán encontrar la respuesta a las preguntas más profundas y al mayor de los misterios: el origen de la vida en la Tierra. 



No, damas y caballeros, Scott no da ninguna clave específica sobre ese origen. Ni falta que hace. Tampoco molesta la suerte de “sopita new-age” que se da al espectador, a modo de caldo reconfortante. Y no, la película no llega a la altura de las dos primeras películas de “Alien”. En absoluto, pero lo que sí hace es superar con creces a las dos siguientes, ambas bodrios insalvables, dicho sea de paso. 


A pesar de sus defectos (la trama presenta no pocos agujeros, quién sabe si para que se nos dé la respuesta a los mismos en su anunciada continuación para 2015), “Prometheus” cuenta con pasajes verdaderamente arrebatadores. Ahí está su maravilloso prólogo, los quehaceres diarios de David durante el viaje o incluso ciertos instantes sangrientos. Semejantes bondades se benefician de la magnífica puesta en escena del realizador, quien nos brinda estampas en verdad admirables. 

Decíamos al principio, y nos reiteramos, que “Prometheus” funciona como espectáculo, que nos traslada a los tiempos de la extrañada Ripley, homenajeada en la figura del personaje de Noomi Rapace, lo mejor del reparto junto al inconmensurable Michael Fassbender, actor total que se desmarca con otro recital gracias al personaje más complejo e interesante de la cinta, el androide Dave. Como precuela de 'Alien', no existe. Como reivindicación de Ridley Scott, funciona, pues aún queda esperanza de que, con otra historia en sus manos, su perdido estatus de autor -perdido entre filmes nefastos- regrese en forma de aplauso unánime de crítica y público. 

“Prometheus” es, sin que flaquee el pulso al escribirlo, una buena película, tan simplona a ratos como efectiva, y que, por cierto, supera películas de su director como las infames “Robin Hood”, “Gladiator” o “La Teniente O’Neil”.

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© Daniel Arana García de Leániz
Octubre 2013

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