martes, 5 de noviembre de 2013

Death Wish, una novela de Brian Garfield

Hoy más recordada por su versión cinematográfica que por la novela original, existe una obra extraordinariamente escrita, y que define muy bien la idea de muerte en la novelística de los setenta: Death Wish, escrita por Brian Garfield en 1972.
         Paul Benjamin es un contable cuya ideología liberal y pacifista se desmorona al ser su mujer asesinada por unos maleantes y quedar su hija en estado vegetativo. Toma una dura decisión: dar con los criminales y ajusticiarlos, limpiando de paso la ciudad de lo él considera malo, sobrante.
         Pero la muerte aquí, que acaece por estrictos motivos de venganza, está lejos de ser glorificada. Death Wish es una novela psico-sociológica de contenido mucho más profundo que su versión al cine. Benjamin no llega a tomar una decisión violenta hasta pasadas las tres cuartas partes de la novela, pero toda su disquisición al respecto da una imagen totalmente contraria del disneyficado Nueva York que ha llegado a ser esta ciudad.
         El mensaje es tan claro como terrible: ¿cómo podemos hacer frente a la violencia cuando somos víctimas de ésta?, ¿cómo respondemos a nuestra propios impulsos violentos, y además, de dónde vienen?, ¿cómo administra justicia un tipo corriente? 
         Con la sociedad norteamericana del momento -dividida entre la paranoia y la culpa, el miedo y la rabia- Paul Benjamin es el nexo moral entre todas ellas. Alguien, acaso, que quiere creer en la democracia a nivel conceptual, pero no sabe cómo vivir en el mundo real.
         Benjamin olvida el utilitarismo benthamiano sobre la ley como correctivo, incluso del castigo como mecanismo que evite el dolor y produzca placeres[1]. Benjamin ya tiene un futuro lleno de dolor y carente de goce, Benjamin se autodestruye mientras lo hace, a su vez, con los delincuentes. Todo comienza despacio:
Those things happened but they happened anonymously; there was no real feeling of human violence to them. Now he had to get used to an entire new universe of reality.[2]
         Es Death Wish una de las más profundas y lúcidas exploraciones de las ramificaciones morales, emocionales y psicológicas de la violencia y de la muerte, desde la perspectiva de víctima y agresor por igual. En este caso y ahí reside su complejidad, son la misma persona, y la novela, en su mayor parte, se ocupa precisamente de cómo oscila Paul Benjamin hacia un lado u otro: now he found himself searching every face for signs of violence.[3]
         En definitiva, resulta notable, y triste, cómo el mundo que Paul ve y el que nosotros, como lectores/espectadores vemos, se convierte cada vez en uno más amenazante, lo que permite a nuestros peores temores, prejuicios e incertidumbres manifestarse con claridad paranoide: the
body rotted, the mind deteriorated; only the demons of subconscious fantasies thrived.[4]
         El problema, el verdadero problema de la oleada terrorífica en la que se ve envuelto ese hombre gris, típicamente americano, es, precisamente, que Paul es absolutamente consciente de que ha cambiado, y de que la violencia, enmarcada en su exacerbado vigilantismo, es sólo eso: violencia. No es el remedio, sino el más penoso empeoramiento de una enfermedad llamada delincuencia. Y Paul, aquel pacifista, es ya únicamente un sociópata irremediable.  


© Texto y traducciones del original: Daniel Arana García de Leániz
Noviembre 2013



[1] DUCHESNEAU, François. «Jérémie Bentham : la morale utilitariste » en François Chatelet (ed). 1973. Histoire de la Philosophie: La Philosophie du Monde Scientifique et Industriel (1860-1940). Paris : Hachette, pp. 125-129
[2] GARFIELD, Brian. (1972) 1982. Death Wish. London : Coronet, p. 56
(Aquellas cosas sucedieron, pero sucedieron anónimamente; no había ningún verdadero sentimiento de violencia humana hacia ellos. Ahora tenía que acostumbrarse a todo un nuevo universo de la realidad)
[3] Ibíd., p. 58
(Ahora se encontraba a sí mismo escrutando cada rostro en busca de señales de violencia)
[4] Ibíd., p. 64
(Con el cuerpo podrido y la mente deteriorada, sólo los demonios de las fantasías subconscientes prosperaron)

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