En el sendero,
la infancia lejana
es ya crepúsculo.
Desierta impronta,
cuya luz de rocío
pasa la cima.
Habitan el aire
el distante mañana,
el río sin clamor.
Nadie claudica,
lóbrego o lánguido,
ante las sombras.
© Texto y fotografía: Daniel Arana García de Leániz
Enero 2014
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