Alguien hace mil años habló de la existencia de un
poema-evangelio.
Ese poema existe.Y lo encuentro aquí y ahora
en la forma intemporal de una nube.
Tan cerca y tan lejos.
Universos que convergen y se yuxtaponen en
oblicuidad desordenada donde se inventan los
problemas del tiempo.
Me despojo de todo cuanto me han enseñado para
adentrarme en ese Universo-nube, ese poema-
evangelio donde nadie es llamado por su grandeza o su
pequeñez.
Aquí, tumbada, observo crecer la hierba del cielo
su raíz es el tiempo
un tiempo sin reloj
que indica los instantes de la eternidad.
© Texto y fotografía: Mar Esteban
Junio 2014
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